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martes, octubre 17, 2006

Deporte por la mañana

Me desperté con un gran picor en el escroto
y la polla tiesa como una soberbia lanza.
Aquello era como para hacerle una foto,
hasta me produjo un exceso de confianza.

Salí corriendo de casa asiendo verga en mano,
causando entre los viandantes mucha indignación,
hasta llegar (algo agotado) a un burdel cercano
en el que me harían una buena ciposucción.

¡Qué gran decepción al bajarme los pantalones!
Con la carrera se me fue el fluido sanguíneo
hasta los músculos, el corazón y pulmones,
perdiendo mi tranca su perfil rectilíneo.

Así que ahora escucha este consejo de amigo:
cuando para tu rabo necesites auxilio,
no dejes que te pase lo que pasó conmigo,
mejor encarga un par de putas a domicilio.

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Gusnabo Gordo Becquer.